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Metaverso inmobiliario: inversiones en el mundo virtual

“Second Life”, en la primera década del siglo XXI, fue el pionero en la creación de un mundo virtual, pero su lanzamiento llegó demasiado pronto. Con la tecnología actual, la realidad virtual, los espacios en 3D, el blockchain, las criptomonedas y, sobre todo, la digitalización express fruto de la pandemia, el mundo virtual está consiguiendo que los inversores inmobiliarios muestren interés en ocupar el espacio virtual, adquiriendo propiedades digitales.

La conquista del Oeste digital


En 2007, una de las empresas más grandes en el sector inmobiliario, Coldwell Banker, abrió una oficina de ventas virtual en Second Life, con el propósito de agilizar los procesos en las transacciones inmobiliarias, habitualmente lentos en la vida real. Ese hecho se publicó en “Fortune” y a día de hoy, solo parece un buen movimiento de marketing por parte de la marca, que manifestaba el propósito de llegar al nuevo consumidor, que quiere hacer operaciones online, incluso de compra venta de propiedades en el mundo real.

Todavía hoy se puede acceder a un buscador de Terrenos en Second Life, donde elegir y adquirir o alquilar parcelas, o incluso urbanizaciones:.


Una de las razones de la supervivencia de ese mundo virtual, es que los consumidores (no solo los más jóvenes), quieren comprar y vender activos directamente, hacerlo sin intermediarios.

Con toda la información disponible, con la posibilidad de pasear virtualmente por los espacios digitales, ver sobre el mapa la localización, la puja inmobiliaria se convierte en un juego, en el que hay propietarios, inversores e inquilinos de activos virtuales, que tienen un precio real.

Mapa con propiedades en alquiler en SecondLife

Durante la pandemia del Covid-19, la demanda de parcelas en mundos virtuales, llamados metaversos, ha crecido exponencialmente.

Según datos de Decentraland (Genesis city), una de las empresas dedicadas a gestionar y vender las propiedades de estas ciudades virtuales, hasta la fecha han vendido más de 50 millones de dólares, entre terrenos, avatares, propiedades y complementos.

Los mundos virtuales se construyen sobre cadenas encriptadas, que utilizan monedas virtuales para sus operaciones.

No se trata solo de un espacio lúdico donde encontrarte con amigos y jugar online; se pueden hacer transacciones financieras y los inversores están destinando parte de su patrimonio a adquirir espacio virtual.

Esta situación de compra de propiedades y terrenos virtuales, es similar a la lucha por nombres de los dominios de Internet, que aún persiste. Los aventureros digitales quieren adquirir a buen precio una propiedad virtual, porqe entienden que su precio subirá ante la mayor demanda y una oferta limitada (o no?).

Como en la vida real, las parcelas en zonas centrales de las ciudades virtuales, son las de mayor valor, debido a la cantidad de tráfico que reciben de los nuevos usuarios.

terrenos decentraland
Decentraland es es una plataforma de realidad virtual 3D que utiliza la cadena de bloques Ethereum

No es un juego de niños, se mueve mucho dinero; mundos virtuales como Decentraland o Somnium Space, han propiedades virtuales por más de 500.000 dólares

No es algo irreal para las nuevas generaciones


Si tienes hijos adolescentes, sabes cómo pasan buena parte de su tiempo libre: absortos en pantallas e inmersos en universos paralelos.

No compran juegos, que son accesibles en abierto para todos los players; lo que se adquieren son elementos que personalizan su avatar, hacen diferente a quien paga por ellos. Ya no se compran cosas, se adquiere diferenciación, se busca una experiencia única.

Para ellos será más fácil comprender y adaptarse al nuevo entorno virtual que propone Zuckenberg con Meta.

Un mundo sin restricciones, con todo por descubrir, donde jugar, distraerse, aprender, pero también trabajar, invertir y consumir.

Un mundo en paralelo al real, con algunas ventajas evidentes, como poder asistir a eventos en diferentes lugares del planeta, visitar espacios emblemáticos acompañado por otros usuarios conectados desde diferentes ubicaciones.

Ellos están acostumbrados a pagar por infoproductos, skins virtuales, habilidades de sus avatares. Por lo que los NFTs (tokens no fungibles) no son desconocidos para ellos.

Inversiones en terrenos y propiedades virtuales

Las propiedades virtuales o metaverse assets, son activos del mundo virtual y paralelo llamado Metaverso.

Los metaversos son mundos virtuales, donde personas de todo tipo llegan a interactuar utilizando sus personajes digitales (avatares). Algunos Metaversos se basan en la realidad virtual y algunos simplemente adoptan los aspectos sociales y comerciales de una experiencia compartida dentro de un mundo virtual.

La escasez digital es común en los mundos virtuales. Hay una cantidad limitada de propiedades inmobiliarias en estos Metaverso y, al igual que en el ámbito físico, solo algunas de esas propiedades resultan atractivas, hablando en términos de rentabilidad.
Los activos inmobiliarios virtuales son un activo digital no fungible (NFT), que representa un espacio virtual limitado y escaso que reside dentro del Metaverso.

metaverso terrenos
Ciudad en el metaverso


Ya hay empresas especializadas en la gestión de inversiones inmobiliarias en espacios virtuales como Decentraland, Somnium Space, Crypto Voxels, Sandbox o Upland.

Un mundo de Metaversos

La propuesta de Zuckerberg es la de posicionarse rápidamente en el mundo virtual, transformando Facebook, Messenger, Whatsapp, Instagram y Oculus VR en Meta.

Cabe esperar que Microsoft, Google, incluso Tesla o Amazon, tomen posiciones y presenten sus propias propuestas.

Por lo que seguramente no hay un único metaverso, al menos durante un tiempo.

La apuesta por el dominio del mundo virtual es evidente, por lo que tendremos que acostumbrarnos a convivir entre dos mundos y a poder realizar operaciones inmobiliarias de manera real y virtual.

Si ya en la actualidad se puede realizar una operación de compraventa inmobiliaria de manera online, más si cabe en un mundo virtual, con blockchain y criptomonedas.

César Villasante