Promesas y realidades de la Inteligencia Artificial

La IA Generativa, que se manifiesta en plataformas como ChatGPT, Gemini, Copilot, Claude o Perplexity, es un avance tecnológico único en la evolución de la humanidad. Sin duda. 

Pero acotemos las expectativas. Bajando al terreno de la actividad profesional, dejemos claro que la Inteligencia Artificial ni tiene telepatía, para saber lo que piensas, ni tiene empatía, para ponerse en tu lugar.

A día de hoy, sí tiene capacidad para aprender, para actuar como un profesional y dar respuestas adecuadas, siempre que se le entregue la información, con datos concretos y en el contexto adecuado.

Las promesas de la Inteligencia Artificial

En cualquier medio que hable sobre tecnología, más concretamente en canales de proptech, se nos promete que vamos a poder automatizar tareas repetitivas, con lo que conseguiremos más tiempo para dedicar a lo que da más valor a la profesión inmobiliaria, que es conversar con los clientes.

Pero cada una de las herramientas de IA, requiere de un aprendizaje, de muchas pruebas para conseguir un resultado adecuado.

Y no hay una herramienta que haga de todo; ChatGPT es un interlocutor que tiene toda la información pública en internet, pero no es capaz de generar contenidos en ciertos formatos por si mismo, porque tiene que asociarse con herramientas especializadas en la generación de esos contenidos.

Por lo tanto, hasta que no haya una integración entre herramientas, necesitamos dar instrucciones específicas a cada una de ellas, para conseguir resultados óptimos, pero parciales.

Si un agente inmobiliario que dispone de algunas fotos de una propiedad y sus características, quiere usar la IA para generar un buen marketing de propiedad, necesitará varias herramientas, a saber:

• analizador de imágenes para identificar su contenido, extraer etiquetas y ordenarlas,
• generador de descripciones de viviendas, aportando datos, características y la zona,
• optimizador automático de imágenes, que elimine sobras, corrija la iluminación,…
• decorador de interiores, para amueblar estancias vacías o modificar el mobiliario existente,
• generar un avatar de agente, para presentar la  propiedad, sobre el texto descriptivo generado,
• crear un video con las imágenes optimizadas y el avatar del agente,
• crear un tour virtual, sobre un plano y las imágenes de la propiedad,,
• adaptar el contenido para difundirlo en redes sociales,
• automatizar las respuestas a los comentarios del anuncio, en la web y en los perfiles sociales,
• integrar las interacciones sociales y las conversaciones con los interesados, en el CRM

Lo ideal es que el CRM, el núcleo de la actividad empresarial, tuviera integradas esas herramientas, para realizar la tarea en un solo sitio y centralizar la documentación, para subirla y administrarla solo una vez.

Coincido con el pensamiento sobre este asunto, por parte de Gustavo López, en su post “Pupurri de IA“, sobre la aparición de numerosas startups con maravillosas soluciones basadas en IA, pero que no están conectadas entre sí, provocando que “el agente inmobiliario tendrá que volver a tener varios softwares, esta vez con IA aplicada, para resolver varias de sus etapas o procesos, con varios usuarios y contraseñas, con poca integración entre todas estas herramientas y volvemos a perdernos en un océano de soluciones“.

Las realidades: ¿qué se puede automatizar?

En la actualidad, la realidad es que necesitamos:

• encontrar la herramienta adecuada,
• entender el funcionamiento,
• pagar la licencia,
• entrar en cada plataforma, para realizar distintas tareas,
• incorporarlas a un proceso, todavía no automático.

La respuesta de quienes aseguran estar aplicando IA en su día a día del negocio inmobiliario, es que se pueden automatizar “todas las tareas repetitivas”.

• Generación de contenidos: ayuda a preparar el desarrollo, pero las fases inicial y final, requieren de intervención humana, tanto para fijar el objetivo de la solicitud, como para adaptar el resultado a un lenguaje más cercano.
• Generación de descripciones de viviendas, aportando fotos, ubicación y características. Lo bueno es que se le puede enseñar y que siga un proceso que haya salido bien previamente; no se trata de poner un prompt perfecto, pero sí de ir adecuando las respuestas y afinándolas, para que sirvan en sucesivas ocasiones.
• Análisis y Revisión de documentos: es uno de los puntos fuertes de la IA; la capacidad para procesar información. Si le entregamos documentos, informes, datos, podremos pedir que los analice y que genere conclusiones, sobre esos datos aportados, sin que se invente nada.
• Automatización de respuestas: ideal para primeras interacciones con usuarios y para atención al cliente, tanto mediante chatbots como programadores de respuestas automáticas en redes sociales, pudiendo aprender el procedimiento de la empresa para cada caso y segmentando las conversaciones para dirigirlas al responsable adecuado, una vez se han solucionado las cuestiones básicas.

La incorporación de Inteligencia Artificial en conectores, como Zapier, puede permitir que programemos procesos que impliquen la intervención de diferentes herramientas, conectadas por una misma licencia de usuario/empresa.

Una vez que se conecten las herramientas y formen parte de un proceso, en el que se automaticen tanto las tareas de cada herramienta, como el flujo necesario para el seguimiento y mejora del procedimiento, podremos decir que la IA nos ahorra tiempo de actividades no esenciales.

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