visita compraventa inmobiliaria

¿Cómo venden los inmobiliarios su propia vivienda?

Tras las historias sobre compra de vivienda propia, los agentes inmobiliarios nos hablan del momento en el que decidieron vender su vivienda.

Nos responden a custiones como:

– ¿vendiste por tu cuenta?

– ¿con la intervención de un profesional inmobiliario?

– ¿cómo ha sido la experiencia de venta de vivienda?

Cristina Reparaz – Monpas Inmobiliaria, San Sebastián

Recientemente he tenido la experiencia de vender mi casa en Getxo, una casa que había estado viviendo 5 años y posteriormente la tuvimos en alquiler durante 7 años.
Me tocó negociar con mi marido, para poner el precio de salida y planear la estrategia para la venta.

Estaba vacía y la pinté, amueblé e hice home staging para venderla.
Calcule la época del año ideal para ponerme a ello, el mes de abril.

Había competencia en la zona, muchas casas similares aunque para nada iguales.
Me encargué de la imagen y decoracion, el reportaje de fotos profesional, el marketing y promoción de anuncios.

La casa quedó preciosa, de revista.

Me apoyé en una compañera de la zona que se encargó de hacer las visitas de compradores que yo filtraba y cualificaba previamente.

Vendimos la casa en 73 días, en Agosto, negociando un 4%.
Aun hay 3 casas parecidas a la mia en la zona, por debajo de mi precio y sin vender. Llevan más de un año a la venta.

Michele di Sei, KW MARBELLA

En mi experiencia de venta de vivienda, elegí una agencia inmobiliaria para trabajarla.

La primera con la que trabajé, no paortó nada al proceso, apenas usaba el marketing, sólo se dedicaba a subir la información a Rightmove

Para el resto de acciones, había que pagar un extra por todo: reportaj fotográfico, open house, documentos.

La segunda candidata fue mejor, porque gestionaba muy bien la comunicación y el servicio al cliente: llamaban cada semana.

Aunque el estudio de mercado lo hice yo.

Tras la negociación con el propietario, se despreocuparon, porque a partir de ese momento se encargan los abogados.

Allí (en Inglaterra), prefieren la gestión de los alquileres, cobrando un 15% del contrato por 2 años.

 

Sandra Gutierrez – Proyecto1, Piélagos, Cantabria

La venta de nuestra vivienda, en la cual habíamos residido durante 15 años y que vio nacer a nuestras dos hijas, fue un poco traumática.

No la teníamos a la venta, aunque barajábamos desde hacia tiempo un cambio, ya que residíamos a 15 minutos de Santander, y esto teniendo dos hijas adolescentes, te convierte más en chófer que en padre/madre, con los consiguientes inconvenientes.

Pero intermediamos en la venta de una vivienda de unos clientes ( con una excelente relación personal) que nos preguntaron si estaríamos interesados en venderles nuestra casa.

Después del shock inicial, y aún conociendo todos los pasos que venían posteriormente ( lo cual te da una gran ventaja), debo decir que se me vino el mundo encima, no pudiendo estar en ninguna de las visitas.

La gestión fue muy rápida y “limpia de complicaciones”, y en 3 semanas ya estábamos empezando a embalar “nuestra vida”.

 

Cristina Fernandez – Atalaya Team, Teatinos, Málaga

Hace un año decidí poner a la venta mi vivienda y por supuesto lo hice con Atalaya Team, pero no me he ocupado yo de ello, pese a llevar ya 15 años en el sector.

Se ocupó de ello el departamento de ventas de Atalaya, como si de una vivienda de un tercero se tratara.

Se asignó el comercial que la llevaría y al que he pasado todos los clientes que por vecinos, familiares, etc., contactan conmigo porque han oído que tengo la vivienda en venta.
Lógicamente, a este comercial le pagaré sus correspondientes honorarios cuando se formalice la escritura de venta.

Acaban de formalizar una reserva y he conseguido venderla un 20% por encima del precio, que para mi era satisfactorio y, con una condición que para mí era fundamental: respetar el contrato de los inquilinos.

Han orientado la venta hacia los inversores, para los cuales tener el inquilino y empezar a cobrar rentas desde el principio es la principal motivación de compra.

Para la firma de la escritura pública, otorgaré un poder a quien corresponda para no asistir a la firma.

Mi evolución ha sido de 360º: De pensar que podía hacerlo yo todo sola sin tener ninguna experiencia, a tener el conocimiento y la formación para poder hacerlo sola y no querer intervenir en ningún momento.

Aunque estemos muy habituados a hacer algo cuando ese algo te toca la piel y el corazón, a veces te tiembla el pulso y para evitarlo lo mejor es no intervenir.

 

Jose Maria Alfaro, Nuevo Milenio, Alcorcón

En el año 2001, tres años antes de emprender mi negocio de Agente Inmobiliario, decidí poner en venta mi piso seminuevo.

Lo había adquirido cuatro años antes y observé interesante el coste de oportunidad, para cambiar a otra tipología de vivienda.

Como mi formación es tecnológica, por aquel entonces consideré que para vender la vivienda lo definitivo sería poner un anuncio en internet en los incipientes portales Idealista y Fotocasa (por aquel entonces Vivendum).

Tomé unas cuantas aceptables fotos y puse el anuncio.

Como el precio no era descabellado según la oferta similar, pronto empecé a recibir contactos, de ellos recibí las primeras visitas y al cabo de un mes, tuve un interesado.

Acordamos precio y señal, preparamos contrato y quedamos para firmarlo.

El propio día de la firma me llamó para decirme que habían cambiado de idea y que si no rebajaba el precio no seguían adelante.

Esto fue frustrante para mí por lo que decidí, llegada la temporada estival que no quería más problemas y que confiaría en una agencia inmobiliaria para variar.

Casualmente un vecino de mi urbanización gerenciaba una agencia, así que, después de conversar con él en un par de ocasiones decidí confiarle la gestión de venta en exclusiva durante tres meses.

Lo cierto es que después de quince días y sólo dos visitas, reservaron la vivienda y toda la formalización se produjo de forma correcta, incluso vendí en un precio algo superior, eran otros tiempos pero lo cierto es que fue una experiencia positiva donde sobre todo valoré no tener que tratar ni que persuadir a nadie, delegando en un profesional toda esa parte.

 

Elena Rodríguez Tato – Se vendeya, Boadilla del Monte

En 2009 firmé una exclusiva con G., una importante empresa inmobiliaria de la zona, para vender la casa en la que habíamos vivido hasta que nació el tercero de mis hijos. Durante los 5 años anteriores había estado alquilada y pagaba la hipoteca de la actual.

La situación perfecta. No hace falta que te diga el motivo de la venta, está la palabra “crisis”.

La valoración fue de 1.200.000 €, por 160m2 en la mismísima calle Serrano. Tres meses después llegó una oferta en 800.000€, que se cerró en 875.000€.

Nos hacía falta el dinero y aceptamos sin más. Jamas utilicé la expresión ” la regalamos”(…que puede que si…)

En el 2011, las cosas no habían mejorado. Mi marido Julio es arquitecto. Teníamos un estudio con 22 personas trabajando sin trabajo desde el 2008!¡!¡! A esto se sumó un problema de salud que diagnosticaron a mi marido. Cerramos el estudio y pensamos que lo más rápido y fácil era vender la casa donde vivimos actualmente. ¿ A quien acudir mejor que a G.?

Volvimos a firmar una exclusiva, pero esta vez fue más parecido a un secuestro que a una venta.

El precio, el que ellos aconsejaron. Aquí no se vendía absolutamente nada. Así que no había visitas, ni movimiento alguno.

Yo llamaba tal vez con demasiada frecuencia: “¿ y si bajamos el precio?” Era mi pregunta constante. ¡Estaba desesperada!

Y si, el precio se bajaba y se bajaba. Pero ni por esas.

Sé que el momento era tal vez el más difícil pero echaba en falta un poco de atención, que me contarán que pasaba, comunicación es la palabra.

Me sentí abandonada. Agobiada ante la pérdida de control sobre mi propia situación.

Y pasó lo que no debía haber pasado nunca. Condené a G. de agencia con falta de interés, pasotas, prepotentes… cuando a día de hoy, sé que era imposible vender mi casa en aquel momento.

Acabó la exclusiva y comenzó la merienda de negros.

6 agencias. Y porque no llamó ninguna más.

Vivo en una casa de 680 m2 con parcela de 3900 m2 a las afueras de Madrid.

Tuve visitas de familias con un solo hijo, que se quejaba que ¡¡la casa era grande!! ¿Nadie les contó que iban a visitar?

Recuerdo especialmente a una que después de hacer mil fotos me dijo que quería ver como había hecho los dibujos de la pared de la habitación de mi hijo. No tenía claro si eran pintados o pegados. Deseaba hacer algo así en la habitación de su niña, bueno, más bonitos, pero que la idea era fantástica. ¡ Me felicito! ¡ Casi la mato allí mismo!

Tengo el gran defecto de caer bien a todo el mundo y ” mis agentes” querían tenerme contenta.

Así, ¡todo el que pasaba por sus inmobiliarias visitaban mi casa! Miles de visitas, ni una oferta.

La casa, tres niños, un marido enfermo y sin nadie que me echara una mano en casa para limpiar, ordenar…

Cuando había una visita me levantaba a las 6 de la mañana! Barrer el jardín, limpiar los muebles de la piscina, poner cojines en los sillones del porche….

Julio cada día de peor humor. La cabeza desocupada siempre trae problemas. El estudio vacío, 140 m2 inutilizados.

La urbanización llena de carteles en venta y mi casa sin vender.

Un día, en la cola del super, me vi eligiendo si llevarme yogures o leche. No llevaba dinero para las dos cosas… Me harte a llorar en el coche y antes de llegar a casa, me había inventado una inmobiliaria.

Esa fue mi escuela. Me encontré cientos de “yos” y les di lo que a mi me faltó.

¿Tecnología? si , claro que si.

¿Datos? Cuantos más mejor.

¿Carteles? Los más bonitos.

¿Contratos? Los mejor redactados.

¿Marketing? A diario, si puede ser!…..lo que quieras.

Pero lo realmente importante es el mimo, el cuidado a cada PERSONA, que no cliente, con la que por suerte nos cruzamos cada día en esta profesión.

Todo lo demás son herramientas que facilitan el trabajo y adornos que embellecen nuestros servicios, pero la esencia, está en mirar a los ojos sin vergüenza ni miedo a la persona que te necesita.

Esa fue la fórmula que me funcionó y la clave de estar hoy aquí.

El 80% de las ventas en mi zona las hago yo.

Dicen que soy infalible pero no es verdad, mi casa,no la vendí ¡ no fui capaz!

Hoy me alegro pero está claro que me queda mucho por aprender ¿no creeis?


Muchas gracias a todos los agentes por sus relatos, sinceros y cargados de emoción, porque una vivienda es algo especial, que aveces no atiende a razones.

Los demás artículos de esta serie son:

César Villasante

Artículos sobre Marketing y Tecnología Inmobiliaria