Cuanta más tecnología se introduce en nuestras vidas, más necesitamos el trato humano para llevar a cabo gestiones importantes.

El hecho de poder hacer tareas por uno mismo, solo simplifica algunos procesos, pero no llega a ofrecer soluciones personalizadas, relacionadas con aspectos emocionales y en los que la decisión no solo depende de los datos generados por un algoritmo.

El ejemplo perfecto es un proceso de compraventa inmobiliaria, en la que interviene quien quiere vender y quien necesita comprar. Cada parte tiene unos objetivos, algunos totalmente diferentes, como que uno quiere vender al mayor precio, otro comparar el menor.

En un proceso que puede durar meses, el tiempo invertido es muy grande, por lo que acabe teniendo sentido que un asesor profesional represente a cada una de las partes, para que no tengan que dedicar tiempo a actividades repetitivas o que requieran de unos conocimientos elevados.

Un slogan de inmobiliarias Pamplona GNF resume esta idea: “Nuestro tiempo es tuyo: visitas, llamadas, contactos, mails,...”

Agentes del comprador

En las agencias inmobiliarias, es habitual encontrar agentes especializados en trabajar exclusivamente con compradores.

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El Personal Shopper Inmobiliario es un agente personal y exclusivo del comprador de activos inmobiliarios. Este asistente personal busca, encuentra, negocia y cierra la compra o alquiler de una vivienda o un espacio de trabajo según la demanda de su cliente. Y lo hace siempre con un claro posicionamiento a favor del comprador.

De esa manera el comprador se siente atendido y defendido por un profesional que no tiene conflicto de intereses, y que antepone las necesidades de su cliente a las de cualquier otro interviniente en el proceso.

Lo que difiere con respecto al agente del vendedor, es que éste cobra un porcentaje por una venta, pero en la compra lo que se cobra es un servicio, así el cliente se asegura la mejor negociación.

En España, el código deontológico de colegios profesionales, asociaciones y las propias inmobiliarias, han incorporado como buena práctica necesaria, la representación de una sola de las partes.

El principio es básico: que el cliente comprador te reconozca, solicite tus servicios para que le localices y le ayude a comprar una propiedad adecuada para sus intereses.

Y que ese servicio se remunere, es lógico, ya que el profesional va a dedicar su tiempo, experiencia y conocimientos, para alcanzar los deseos del comprador, liberarle de trámites, negociaciones y visitas sin valor, además de conseguir un precio por su vivienda, cuyo ahorro supera a la inversión por los honorarios del personal shopper inmobiliario.

Agente del vendedor

El propietario suele ser el principal cliente de la inmobiliaria, porque es el que proporciona la propiedad y con ella, se inicial el proceso de compraventa.

El trabajo con el propietario, históricamente, se ha fundamentado en un acuerdo por escrito, sea con nota de encargo o con un documento de exclusiva, en el que el vendedor reconoce a su agencia para que realice los trámites necesarios para poder vender su propiedad.

Habitualmente, los clientes propietarios requieren estos servicios de sus agentes inmobiliarios:

  • valorar la propiedad a precio de mercado real de venta,
  • comercializar su piso y exponerlo a los potenciales compradores,
  • venderla en un plazo específico.

El trabajo en exclusiva con el propietario, le confiere estas ventajas:

  • Su propiedad la pueden comprar más potenciales compradores, lo que supone vender antes y/o a mejor precio.
  • Tiene un único interlocutor, que le asegura una gran difusión, informes centralizados, negociación, organización y atención directa.
César Villasante